La tecnología ha terminado consagrando cabalmente uno de los contrasentidos que en otro tiempo habrían sido tomados por absurdos: menos es más. Ahora es la nanotecnología la que está llevando esto a niveles cada vez más extremos. Si antes la dimensión del poder se medía por lo ostensible, ahora la tecnología ha invertido todo reivindicando la fuerza de lo no evidente.
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