Algunas curas para enfermedades fueron halladas por puro azar como ocurrió con el escorbuto. Diezmaba las tripulaciones de los barcos. Algunos marinos infectados de ella fueron abandonados a su suerte en una isla abandonada y cuando al tiempo la embarcación pasó por allí sus compañeros se sorprendieron verlos con vida. Y es que habían comido fruta rica en vitamina c que combate el escorbuto. Llamaron Curacao al lugar.
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